Cuando Todo Vuelva

El Estado de Alarma decretado por el Gobierno como consecuencia de la crisis del COVID19 ha afectado de pleno la actividad turística. Ha cerrado hoteles, bares y restaurantes; ha minimizado el transporte interurbano, tráfico aéreo, y ha trastocado nuestros planes de movimiento en dos momentos cruciales como son la semana santa o el puente de mayo, pero, ¿ha frenado totalmente la actividad turística?

Me gustaría pensar que el turismo no para pese a la cuarentena: Estos días en casa tenemos la oportunidad de repensar nuestra actitud como turistas o profesionales del sector.

Honestamente, me gustaría pensar que no. No podemos viajar, del mismo modo que no podemos visitar a la familia, pasear por el parque o tomar una cerveza con los amigos en el bar de siempre. Sin embargo, soñar con el viaje que haremos cuando todo acabe, recordar el último que hicimos o seguir recopilando información sobre nuestros destinos y recursos turísticos favoritos, ¿no es también actitud y actividad turística?.

Quien más y quién menos, estará aprovechando estos días para hacer uno de los viajes más especiales que tenemos como personas. Suena repipi pero, ahora que conocemos decenas de ciudades, coleccionamos imágenes y recuerdos del mundo que nos rodea, ¿no es una excelente oportunidad para conocernos a nosotros mismos?

Este viaje nos reportará multitud de beneficios a nivel personal sin duda. Pero también es una oportunidad para reinterpretar nuestra posición en relación con el Turismo:

Como consumidores o turistas, esta situación nos permite cambiar de actitud y de mirada respecto al viaje; actuar de forma más responsable. Integrándonos más y mejor en la cultura y costumbres locales, procurando generar un menor impacto negativo en los destinos, apoyando el comercio y el desarrollo local o generando menos residuos. 

Los que nos dedicamos al Turismo profesionalmente. Ya sea en agencias, alojamiento, hostelería, actividades o cualquiera de los cientos de actividades, tenemos ante nosotros un reto aún mayor:

Tenemos la responsabilidad de esforzarnos aún más en dar un servicio responsable y de calidad. Basado en la profesionalidad de quienes lo prestamos, la eficiencia en todos los procesos, la sostenibilidad en sus distintos aspectos y la plena inclusión. 

Todo esto al mismo tiempo que tenemos la necesidad de seguir adaptándonos a un entorno cambiante cada vez mas digital y global. Sin que todo ello nos impida centrar todos nuestros esfuerzos en satisfacer al cliente.

Volverá la normalidad, no cabe duda. Viajaremos, reiremos, abrazaremos y haremos todo lo que tanto extrañamos. Pero entre tanto, tomemos aire y con optimismo, aprovechemos la excusa del confinamiento para adaptarnos con resiliencia a un turismo que hace tiempo nos pedía una respuesta diferente.

De esta crisis en definitiva, deberíamos salir siendo mejores turistas y profesionales del sector.

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